jueves, 17 de mayo de 2007

Una reflexión



Al principio me preparaba un bollo de pan bimbo con mantequilla y azúcar.
Luego dejó de echarme azúcar y más tarde suprimió la mantequilla “engorda mucho hija”.
Al final de curso ya no me llevaba almuerzo: “desayunas bien, no te hace falta
Anabel me dice siempre que es una historia muy triste cuando lo verdaderamente triste es que sigo contándola.
Me parece que, por mi hija y por mí, va siendo hora de olvidarla.

(La imagen corresponde, evidentemente, a un cuadro del genial Fernando Botero. Unos siempre dignos gordos)

6 comentarios:

entrenomadas dijo...

En el cuarto de baño de mi mini apartamento tengo un cuadro de un desnudo de Botero. Cuando salgo de la ducha suelo mmirarlo porque siempre me hace sonreír.
Me encanta Botero, lo único que no me gusta son los cuadros sobre tauromaquia. Es un artista sin ninguna duda.

Abrazos,

Unknown dijo...

Somos muchos los que debemos parar cuenta con lo que comemos. Yo misma siempre fui una niña rellenita (ahora esto parece no molestar a nadie, porque en mi clase yo tengo adolescentes que están obesas y no parecen estar traumatizadas por ello) y aunque nunca me obligaron a comer menos, recuerdo una ocasión en que mi abuela (que aún vive y a quien dediqué un post)me dijo: "Quieres que te prepare coca con nocilla?" y cuando yo ya casi podía sentir el placer del chocolate en mi boca se lo pensó mejor y dijo:" mejor no, que no te conviene". Lo encontré muy cruel.Fue la única vez que mi abuela actuó de esta manera.
Por cierto, me encanta tu nuevo blog. Se ve más limpio y organizado. Con tu permiso te enlazaré en mis blogs preferidos.

Anónimo dijo...

Esto ha quedado precioso, Inma. Y la gordi de Botero, también lo es. De todas formas, lo de la comida tiene sus más y sus menos. Un poco largo sería el asunto. Sobre todo hoy en día. Aunque cada uno es como es.
Besos y buen fin de semana.

almena dijo...

¡malditos lípidos!
:)

Besos!

Anónimo dijo...

A Quinito, que está como un armario ropero (hará cinco años en agosto y le compro ropa de 7; pero aunque está fuertón yo más bien lo veo un niño grande, no gordo), su tío le dijo el otro día: "Qué haces pues, gordo, que estás mu gordo tú!". Y el crío se fue ipso facto a la cocina, todo cabizbajo, y se sentó tristón en una silla. Le seguí. "No quiero ver a tío Pepe nunca más en la vida, porque me dice tonterías", me dijo muy serio.

Yo fui, aunque nadie lo diría viéndome ahora, una niña enclenque de las que no comían nada y eran un sufrir para una madre. No sé si es por eso por lo que no me animo a frenar el apetito de este crío mío. De tanto en tanto se publican estadísticas que presentan el sobrepeso como una epidemia. Pero el sobrepeso no es lo mismo que la obesidad. ¿Tenemos todos que ceñirnos a un estándar, a un canon fijado sobre proporciones establecidas en laboratorio?

No sé. Dudo. No me gustaría que mi hijo tuviera problemas de salud si se convierte en gordo. Pero me gusta verlo fuerte, y verlo comer, tan a gusto.

Fernando dijo...

Pero si estaís todas tan guapas!...sejaros de bobadas..lo importante es la moderación...y hacer el amor a gusto eso quema mucho...besos Mosqui...ves como no te llamo gordi.